A comienzos del s. VII de la era cristiana se produjo un acontecimiento extraordinario en la península Arábiga. Una figura carismática unificó las tribus nativas que, después, se embarcaron en una campaña de conquista que duró siglos
Éste hombre se llamaba Muhammad, era conocido como Mahoma. Fue jefe de Arabia al mismo tiempo que profeta de Dios. Las revelaciones de Mahoma se recogen en un libro llamado Corán Al morir dejó planteado el problema sucesorio respecto a la persona que había de ostentar la jefatura política y la autoridad suprema en la interpretación de los principios y leyes islámicos. Los tres primeros califas, Abubéquer, Omar y Osman fueron elegidos casi unánimemente; pero cuando, tras el asesinato del último, subió al trono Alí, un pariente de la víctima, Muawiyah, gobernador de Siria, se negó a reconocer la autoridad del nuevo caiifa acusándolo de estar apoyado por los asesinos de su antecesor y de protegerlos. Como consecuencia de todo ello se produjo la batalla de Sifflin (657) entre los partidarios de de Alí y los seguidores de Muawiyah.
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